domingo, 11 de abril de 2010

"La esperanza es lo último que se pierde"

La anterior es una frase que explica perfectamente la posibilidad de solucionar de forma efectiva los daños ocasionados al medio ambiente, pues solemos pensar que al darnos cuenta de lo que hemos hecho ya es demasiado tarde. Por eso, resulta ser una frase que, de alguna manera, nos pone a pensar realmente en los actos que cometemos.

El ser humano no solo está consciente del daño que produce, sino también de las soluciones. Mientras una persona se empeña en talar irracionalmente los árboles que quedan, otra se encarga de reforestar lo más que puede, en un intento desesperado por restablecer el orden de la naturaleza. La culpabilidad del hombre es un hecho, una lastimosa verdad. Sin embargo, el esfuerzo del mismo por intentar recuperar lo que se ha perdido es también digno de mención. No se trata solo de reconocer los malos actos, también hay que reconocer los buenos.

Para todos aquellos que no se han detenido a pensar en el extraordinario trabajo que realizan las organizaciones ambientales, es recomendable escuchar lo que tienen que decir. Estas organizaciones no están actuando por puro placer, actúan porque así lo requerimos. Los anuncios de Greenpeace se presentan en televisión, no por puro "adorno", sino para advertirnos. El Fondo Mundial para la Vida Salvaje (más conocido como World Wildlife Foundation o WWF)no se encarga de proteger especies en peligro de extinción por diversión, sino para demostrarnos que su preservación es vital. En palabras de la Convención sobre el tráfico internacional de especies en peligro (CITES): "Nuestra labor ha sido extremadamente difícil, si a ello añadimos que una sola orquídea o un loro de la Amazonia se cotizan cada uno hasta en 5000 dólares, y que un abrigo de mujer hecho de la piel de ocelotes latinoamericanos alcanza un precio de 40 000 dólares, se comprenderá el trabajo complejo y muchas veces estéril de la Convención".

Es, sencillamente, asombroso el trabajo y el esfuerzo de estas fundaciones (y muchísimas otras) a favor del medio ambiente. Nos abren los ojos a una realidad que vivimos. Nos educan para compartir con la naturaleza en perfecta simbiosis. Nos devuelven la esperanza en un mundo mejor. Claro, aunque no pertenezcamos a esos organismos, podemos colaborar con nuestras acciones diarias. La cuestión es actuar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario