martes, 29 de junio de 2010

Un nuevo amanecer

A pesar de que la destructora mano del hombre sigue inmersa en el mundo ambiental, la Tierra todavía posee riquezas y recursos de los cuales podemos sentirnos orgullosos de proteger y admirar. Es un orgullo que no se compara con nada, pues no hay nada más gratificante que contemplar la misteriosa belleza de un paisaje natural en un mundo de varilla y concreto. Incluso cuando sentimos una necesidad de reflexionar y de alejarnos de la ansiedad cotidiana, nos refugiamos en la pasividad de la naturaleza, en la tranquilidad de un medio natural incorrupto. ¿Quién no disfruta de una puesta de sol en la playa o de una fogata nocturna en la montaña? Es algo que la realidad citadina no ofrece.

Queda muy claro que ninguna ciudad, ni establecimiento ni terreno transformado con fines lucrativos vale la destrucción del único medio capaz de satisfacernos y vitalizarnos realmente, por más contemporáneos y avanzados que resulten esos medios artificiales. Tan solo hay que observar la majestuosidad de las ciudades y estructuras arquitectónicas de poderosos países desarrollados, las cuales resultan ser verdaderas joyas ultra-modernas, pero no veraderos espacios vitales. ¿Acaso son estas "maravillosas" construcciones humanas capaces de alimentarnos? ¿O de brindarnos oxígeno puro y agua potable?

Son cuestiones que ciertas naciones han captado después de tanto tiempo y desinterés, por lo que no les queda más que apoderarse y aprovecharse de aquellas naciones más "verdes". No por otra razón Costa Rica es conocida como "el patio trasero de los Estados Unidos".

Cuesta tanto entender el papel de la naturaleza, en un mundo en el que los hombres con costo se entienden a ellos mismos. Cuesta comprender que nuestra tierra necesita ser amada, respetada, valorada. Cuesta aceptar que nuestro medio ambiente merece un destino mejor. No es difícil encontrar el medio que falta, si construimos un nuevo amanecer para el cambio.

La paradoja de una Costa Rica "verde"

Costa Rica: el paraíso siempreverde del que disfrutan anualmente miles de visitantes y extranjeros. Desde hace varios años, nuestro país ha sido visto como el hábitat de las más exóticas especies y de los más escondidos terrenos vírgenes; tanto así que fue el país protagonista de la conocida película "Jurassic Park" y hasta videojuegos como "Metal Gear Solid" recrean provincias de nuestra exuberante nación (la provincia elegida en esta ocasión fue Limón). Sí, Costa Rica es hermosa y verde por fuera, pero por dentro las perspectivas son otras.

Costa Rica ha construido su reputación como uno de los países más verdes. Una gran parte de su territorio se conforma de parques nacionales y resevas (por lo que goza de protección),además de que los ingresos por ecoturismo resultan valiosos para la economía costarricense. Incluso uno de los puntos que ha tomado más importancia en los últimos años ha sido el de la Costa Rica "cero carbono", en el que el país se convierte en uno de los únicos países en vías de desarrollo que no produce gases de carbono. No obstante, los esfuerzos por mantener el "color natural" de nuestro país son cada vez mayores, y mientras nuestros gobernantes viajan alrededor del mundo haciendo gala de nuestra belleza natural, muchos se plantean qué tan ciertos son esos esfuerzos por mejorar nuestro medio.

En primer lugar, la condición de eco-amistad de ex-gobernantes como Don Oscar Arias (quien influye notoriamente en el actual gobierno de Doña Laura Chinchilla) se pone muy en duda, después de que (bajo su mandato) contemplara proyectos para nada amigables con el ambiente, tales como el megaproyecto minero Crucitas, el constante avance de proyectos hoteleros en Guanacaste (que pareciera comprada por los Estados Unidos) y el continuo aumento de campos de cultivo sumamente contaminantes (como las piñeras en San Carlos). Este tipo de decisiones contradicen y traicionan el pensamiento "pro-ambiente" del que mundialmente se jacta Arias, y más bien resultan ser preocupantes para nosotros los costarricenses. Pareciera que la teoría de algunos gobernantes es visionaria, pero sus acciones son todo lo contrario.

Nuestra Costa Rica, como paraíso natural, no se construye (y no debería construirse) a base de falsas imágenes e ideas que se venden a los demás, pues se olvidan los esfuerzos y luchas que se han realizado a lo largo de los años para mantener nuestra riqueza natural. La siembra masiva de árboles para equilibrar el enorme daño ecológico que generan las emisiones de gases industriales y automovilísticos resulta, de alguna manera, "hipócrita" para el ambiente... si sabemos que el equilibrio se logra al atacar las causas directas de tales emisiones.